domingo, 11 de octubre de 2015

Tipos madrileños III: "Los mangueros de la villa" por Jackson Veyán



No hay tema que más quebraderos de cabeza suponga para un alcalde de Madrid, que el servicio de limpieza  ¡Que se lo digan a Doña Manuela Carmena, actual alcaldesa de la Villa y Corte y a los sufridos madrileños¡. Pero como siempre decimos en este blog, la historia no hace sino repetirse. Retrocedamos unos 117 años atrás, a finales del siglo XIX y en una España también en crisis, concretamente a 1898; el 14 de julio el diario “La Época se hace eco de la siguiente noticia:

“REVISTA del servicio de limpiezas
A las doce del día, con un sol tropical, se ha verificado hoy en el paseo de coche del Retiro la revista del ramo de limpieza y riegos.
Ha sido presenciada por el alcalde-presidente , señor con de Romanones, concejales, inspector del ramo inspector de policía urbana y prensa
Los barrenderos, carreteros y mangueros, han estrenado un nuevo uniforme, consistente en blusa de lona rayada, pantalón de pana color café, no muy apropósito para el tiempo que disfrutamos, y sombrero gris de ala ancha.
El material es muy deficiente, pues solo hay para  el servico del interior y extrarradio 38 cubas de riego, la cuarta parte de las necesarias, 7 cubas pneumáticasa para la limpieza de pozos negros y una cantidad insignificante de desvencijados carros arrastrados por escuálidas mulas que apenas pueden con los huesos.
El número de individuos afectos al servicio de limpiezas es de 450, con los cuales no puede hacerse el barrido y riego de Madrid, sobre todo hoy que el extrarradio  que llega hasta Tetúan por la parte Norte.
Hace diez años cuando la población era bastante más pequeña, había 800 barrenderos, número que ha disminuido anualmente en perjuicio del vecindario y de la higiene.
El Ayuntamiento debe poner atención en mejorar este servicio.”


Nos suena, ¿verdad que sí?. Pues hoy vamos a ocuparnos de uno de esos tipos madrileños, habituales de la calle de aquel Madrid, y de sobra conocido por todos : “los mangueros de la Villa” también conocidos como regadores, a lo que de pequeños provocábamos con aquello “la manga riega que aquí no llega…”, y a los que José Jackson Veyán dedica unos versos en el Blanco y Negro de 5 de noviembre de 1898:

Los mangueros de la Villa


No hablo de los concejales
del ilustre Ayuntamiento,
que mangas y capirotes
suelen hacer. Los mangueros
a quienes aludo, son
los de las mangas de riego.

Van por parejas, lo mismo
que los señores del cuerpo
de Orden Público, causando
más temor y más respeto
que los cachazudos guardias,
aunque sin armas de fuego.

El guardia, si llega el caso
raro de que llegue a tiempo,
media una vez , y otra vez,
y otra, en riñas y jaleos,
hasta que al fin se convence
de que es inútil su esfuerzo
como dijo , muy bien dicho,
Don Ricardo el sainetero (1)
en Los baños celebrados
del Manzanares , modesto.

En cambio, los de la manga
como al aviso primero
al infeliz transeúnte
no se les quite de en medio,
le echan el Lozoya encima
y lo ponen como nuevo.

Son el terror de esos trajes
baratos, que venden hechos,
porque se le va la goma
con el líquido elemento,
y se queda el parroquiano
peor que si fuera en cueros,
en un cedazo metido
que apenas le cubre el cuerpo.

Nunca dicen:”¡Agua va!”.
Imitando a los cocheros
cuando el peligro esta encima
Dicen: “¡Eh!” con voz de trueno.

Vestidos de rayadillo
y con sombrero ancho
color de ceniza, corren,
manga al brazo , en todo tiempo.

El que hace la puntería
es un hombre hecho y derecho
el que dispara la pieza
es un rapaz inexperto
y  los dos, sin que yo trate
de ofenderlos, son gallegos.

Los perros de Terranova
son sus amigos más tiernos
y a honesta distancia buscan
el chorro abundante y fresco,
pero los galgos ingleses
y chinos, de poco pelo,
como almas que lleva el diablo
salen de la ducha huyendo.

¿Qué seria, sin las mangas
de los pobre betuneros?
El sucio lodo salpica
de blanco calzado negro
y de negro de bordequín
de color de caramelo.

El que se mete en los charcos
como todos nos metemos
y es aseado, se deja
en el salón veinte céntimos.

No hay bien que no produzca
un perjuicio manifiesto
Pero hoy en la capital
de España, son los de riego
la salvaguarda del orden.

Hoy ya no levanta el pueblo
barricadas en las calles;
no hay manolas ni chisperos;
la antigua gente del bronce
ha venido muy a menos
y si cuatro revoltosos
dan gritos contra el Gobierno
sin que la Guardia Civil
contravenga al reglamento
hiriendo al vecino honrado
y no al criminal perverso,
con las mangas de la Villa
y un gobernador resuelto
que tenga un poco más de ancha
la manga que los mangueros
el orden está seguro
y seguro el Ministerio.

José Jackson Veyán

Blanco y Negro

5 de noviembre de 1898


(1)          Se refiere a Don Ricardo de la Vega, famoso  sainetero y autor entre otras del libreto de la popular “Verbena de la Paloma”.


Fuentes:

Textos: Archivo personal, y Hemeroteca de la BNE
Fotografías:
Blog de Historias matritenses. “Tipos , tipillos y Tipejos” de José Manuel Seseña Molina http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2012/12/tipos-tipillos-y-tipejos-de-madrid.html
Artículo “Un paseo en tres dimensiones por la España del siglo XIX” de Rubén Diaz Caviedes http://www.jotdown.es/2013/10/un-paseo-en-tres-dimensiones-por-la-espana-del-xix/
 
Blanco y Negro 5 de noviembre de 1898

martes, 29 de septiembre de 2015

Tipos madrileños II: La cigarrera por Jackson Veyán








Cigarrera. Fot. Univ. Sevilla



Hoy  vamos a referirnos  a evocadora  figura o tipo madrileño de  “La cigarrera”.  En el barrio de Embajadores, situada en el corazón de los populares barrios bajos madrileños se erigió a finales del siglo XVIII un edificio que a comienzos del siglo XIX, durante la ocupación francesa paso a destinarse a fábrica de tabacos, y así permaneció  hasta el año 2000. La popular Fábrica de Tabacos, o Tabacalera  de sobra conocida por todos los madrileños y hoy reconvertida en especaio de promoción del arte ( fundamenteamnet del arte visual) .





Su importancia fue fundamental desde mediados del XIX a mediados del siglo XX, siendo una de las industrias, sino la única asentada en el centro de Madrid, que  concentraba una población asalariada que osciló entre las tres mil y las casi seis mil personas, mayoritariamente mujeres. Y además, no de cualquier mujer, sino de mujeres de “armas tomar” o levantiscas, puesto que protagonizaron en diferentes momentos historicos motines (así cuando trató de introducirse en la fábrica maquinaria para liar el tabaco), de lo que se hacen eco los principales  periódicos  de la época
 
Foto Fabrica de Tabacos de Madrid
 

La salida de la fábrica de esa riada de mujeres debía de ser todo un espectáculo, que levantaba el imaginario popular. Y así la figura de la cigarrera ocupó su propio puesto en la literatura y en el teatro, como una mujer jovial y alegre, provocadora, descarada, combativa y laboriosa, no sólo en Madrid, sino en otras capitales como Sevilla , Valencia, Cadiz, La Coruña….

 Como siempre os dejamos con  el retrato de Jackson Veyán


La cigarrera. Il. Montegud



Quien no haya visto á la Puri
y no conozca sus prendas,
que en la Fábrica pregunte
y le dirán quién es ella.

Una morena graciosa,
más graciosa que morena;
con unos dientes tan blancos
que me río de las perlas,
cuando en dos filas iguales
al sonreír los enseña;
con una boca tan chica,
que el suspirito que vuela
y buscando la salida
a sus rojos labios llega,
antes de salir, dios sabe
el trabajo que le cuesta.

Una chula de una vez,
con andares de princesa,
con dos ojazos más grandes
y más negros que su pena,
y eso que nació la pobre
con una suerte bien negra,
pues dió su madre la vida
cuando le dió la existencia.

El padre no se enteró
de que tal hija tuviera,
hasta que de madrugada,
al salir de la taberna,
y entrar en su cuarto bajo
de la calle de las Velas,
en un rincón, medio à oscuras
vió difunta a su parienta,
y en otro rincón, llorando,
a una vecina ya vieja
que tenía à la chiquilla
entre unos trapos envuelta
y con tal hambre atrasada
que ya buscada la teta
metiendo la cabecita
en la toquilla mugrienta.

De caridad la criaron:
y se crió sana y buena
rodando de madre en madre:
siempre con la boca abierta
esperando la limosna;
siempre con cara risueña
agradeciendo el favor,
y siempre bonita y fresca
como una rosa de Mayo.

¡La caridad es tan bella
que todo cuanto cobija
con su mano lo hermosea!
Cuando cumplió los tres años
se quedó sola en la tierra.

Al padre lo hallaron muerto
un día entre dos botellas
de aguardiente, achicharrado
por la combustión interna,
sólo, y sin que una campana
tocase á fuego siquiera.

Y se hizo mujer la Puri;
pero, una mujer completa,
y en la sección de liados
no hay quien los dedos la vea
cuando sin descanso envuelve
cigarrillos de á cuarenta.

Labor fina es su labor;
y tan fina y tan selecta
y de tan rico perfume
que parece de la Vuelta
de Abajo la picadura
que en blanco papel encierra.

El cariñito de su alma
tan grande, desde pequeña
lo tiene dentro encerrado,
y á veces, sin que lo advierta
la interesada, se asoma
y ardiente relampaguea
en sus ojos, escondido
entre las pestañas negras
como diciendo impaciente:
«Caballeros, ¿quién me estrena?»

Pero aunque tanto la miran
y aunque tanto la requiebran,
no encontró la pobre Puri
un hombre como el que sueña.

Un hombre honrado y formal,
de esos que quieren de veras;
que buscan á una mujer
para llevarla á la iglesia
con su vestidito negro
y con su mantilla negra,
y con el ramo de azahar
colocado á mano izquierda,
y bien cogida del brazo
robusto que la sujeta.

¡Brazo que siente el alivio
del peso de la herramienta!
Hombres firmes en querer
quedan pocos en la tierra:
por eso la pobre Puri
tendrá que morir soltera
en la sección de liados,
labor fina de á cuarenta,
sin saber á lo que saben
esas caricias tan tiernas
con que las madres endulzan
de sus hijos la existencia.
¡Sin sentir sobre su frente
un beso de amor siquiera!

José Jackson Veyan, La cigarrera.
Nuevo Mundo, 21 Marzo 1900.


Nuevo Mundo 19/03/1900. BNE


Fuentes:

Hemeroteca digital BNE

Fotos:
http://www.fotolog.com/pedronavazo ( Fabrica de Tabacos)

http://www.actualidaduniversitaria.com/2011/09/la-exposicion-la-real-fabrica-de-tabacos-en-accion-recorre-la-provincia-de-sevilla/ ( Cigarrera)